noviembre 28, 2006

CON TODO EL CABEZON


“Tarara-tarara-tara, 24.500rayacer0tr3s...” y vuelve la misma canción que clichetmente reúne a todos los chilenos por un mismo propósito. Ayu-dar a ayud-ar a ayu-dar, a todas las niñas y niños con Capacidades Distintas de mi querido y maltratado país.

Cada vez que la campaña encabezada por el cabezón (por su capacidad creativa) comienza a tomar forma, el país se vuelve increíblemente solidario, cosa que siempre me ha llamado la atención, porque el resto del año la situación es muy distinta. Últimamente he compartido con muchas personas con discapacidad en los distintos cursos que realizamos con ICA Chile u otra instancia, y siempre me piden la opinión sobre la Teleton, de la campaña y de todo lo que la invo-lucra. Quizás por el hecho de ser periodista o de mi sarcástica manera de ver las cosas.

Para los que no saben, ingresé al instituto de Santiago el mismo año en que empezó la campaña, el año 78. recuerdo que iba a los controles 2 veces al mes, y generalmente lo hacía con mi abuela, ya que mis papás trabajaban. Lo que más me gustaba de ir, era que perdía un día de colegio. Me impactaba ver y escuchar a esos niños que emitían ruidos guturales en la sala de espera. Era tanta su discapacidad, que la m ia no se notaba, pero me quedaba, siendo un pendejo, una sensación de culpa que es difícil de explicar. Yo seguía jugando con mi pelota de tenis, mientras esos niños que hoy en día deben tener mi edad, miraban hacia el vacio, hacia lo que nadie sabe, solo ellos, y la baba les corría por su terso mentón, como dando razón a su existencia.

El tiempo pasó, y me rehabilité. Bueno, eso es lo que creo. La rehabilitación es un proceso que nunca termina, y va acompañado con la integración, con el respeto y con la igualdad de oportunidades, a parte de los avances físicos que la persona llega a tener en esta lucha, una lucha para levantarse, tomar una cuchara o conseguir un trabajo. La sociedad es la única que eleva o destruye a sus pares, como a la Kenita por ejemplo, que quería ser vedette, pero todos saben que es mucho más que eso. Sucede lo mismo con un discapacitado, porque a pesar que este camine o se desplace en una silla de rudasa, si se les cierran las puertas, ahí queda, incapacitado de todo y de todos.

Nunca me interesó invo-lucrarme en las campañas. De hecho, una vez me pidieron ser parte de esta, contando mi “dramática”, pero esforzada historia, y propuse hacerla a mi manera, con mi punto de vista, pero parece que no les gustó la idea, porque no me llamaron más. Y sólo quería practicar mi beta periodística y artista... además yo desde siempre he tenido mi postura al respecto; tanto artista, tanta farándulización, tanto codazo para aparecer detrás de don Fco. Teniendo en claro su principal propósito.

La Teletón, como institución, junto con la Sociedad Pro Ayuda, son intachables y no me cabe la menor duda de su trabajo. Acá en provincia, la realidad es otra, hay más necesidad y las distancias son mayores, y es lo que he visto en carne propia.

Es por eso que me he retractado en cierta forma, y me he puesto la chapita rojablanca en mi camisa, por todos esos niños y niñas que veo cuando voy al instituto de Coquimbo, que tratan de enderezar sus cabezas como si quisieran saludarme. Por los artistas que ahí se están formando, por mi alumno Gonzalo del taller literario, por las madres y padres. Y los más trascendente, por que actualmente, desde que me fui a vivir solo, ha sido el único lugar donde me han dado una instancia para trabajar.

Sé que todos tenemos diferentes realidades, pero esta es la mía.

FEMO

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